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Trastornos del espectro autista y problemas asociados

Foto del escritor: PsicoDifusorPsicoDifusor

Actualizado: 17 ago 2021


Imagen: Blog SMIBA



Extracto del libro "Ansiedad, TOC y conductas problemáticas en autismo", de Silvia Lucía Baetti, Ángeles Matos y María Belén Prieto, publicado en el año 2019.


Por: Silvia Lucía Baetti, Ángeles Matos y María Belén Prieto.


Diremos para comenzar que este no es libro sobre autismo, sino que tiene la intención de dirigir la mirada un poco más hacia lo profundo y lo que muchas veces desconocemos: qué les sucede a las personas con autismo y, más específicamente, a los niños. Sin embargo, para poder adentrarnos en el tema, resulta necesario revisar cuestiones de base respecto a la condición en sí.


¿Qué son los TEA?


Los trastornos del espectro autista son un grupo de trastornos del neurodesarrollo que se manifiestan alrededor de los 3 años (aunque en general hay señales de edades más tempranas) y que acompañarán a la persona a lo largo de su vida. Se caracterizan por manifestar dificultades en la comunicación, en la interacción social, y por la presencia de comportamientos repetitivos.

La cantidad de personas diagnosticadas con TEA ha aumentado drásticamente a lo largo de los últimos años. Los estudios indican mayores diagnósticos en varones que en mujeres (por cada niña hay cuatro niños diagnosticados).

Para el diagnóstico de los trastornos del espectro autista, el Manual de Trastornos Mentales DSM 5 especifica tres niveles de gravedad en función de los apoyos que la persona necesite para su funcionamiento diario: nivel 1 (baja severidad), nivel 2 (media) y nivel 3 (con mayor compromiso). Es habitual hablar de TEA de baja funcionalidad: cuando la funcionalidad se encuentra muy afectada, existe un impacto negativo en la calidad de vida y, por lo tanto, los requerimientos de apoyo son elevados. Por el contrario, cuando la severidad de los síntomas es leve y no se encuentran comprometidas las funciones cognitivas, hablamos de TEA de alta funcionalidad.

Los síntomas, fortalezas, y grado de dificultad pueden variar de una persona a otra; es por esto que se habla de un espectro del autismo.

Comencemos por ver cuáles son sus fortalezas. Si bien estos atributos varían de niño a niño, solemos encontrarnos con ciertos rasgos típicos.


- personas sinceras, "trasparentes", que dicen lo que piensan sin "máscaras";

- menos preocupados por lo que los otros piensan de ellos;

- capaces de aprender cosas en detalle, y

- de recordar la información por largos períodos;

- de una gran memoria visual y auditiva.


En cuanto a sus dificultades, existen signos y síntomas típicos de esta condición y que podemos mencionar:


- En los déficits en las habilidades comunicacionales se encuentran afectadas tanto la capacidad de expresarse como la de comprender el discurso. Algunas de las manifestaciones pueden ser:


- tener dificultad para seguir conversaciones;

- hablar por largo tiempo sobre un tema sin permitir la participación del otro;

- repetir palabras o frases;

- usar palabras extrañas que tiene un significado que solo entienden los que conocen al niño;

- tener una comprensión literal del lenguaje;

- tener expresiones faciales, movimientos y gestos que no coinciden con lo que está diciendo.


- Las habilidades sociales (relacionarse con otros de modo adecuado al contexto) también están afectadas. Los niños pueden:


- establecer poco contacto visual;

- tener dificultades en mostrar y compartir sus intereses con otras personas;

- responder de forma inusual frente a las emociones de los otros;

- no responder o demorarse para responder a su nombre u otros intentos verbales para captar su atención;

- tener problemas para comprender el punto de vista de otra persona.


- En muchos casos se observa rigidez e inflexibilidad conductual (malestar frente al cambio de rutinas o situaciones nuevas) y del pensamiento (dificultades para modificar su punto de vista).


- Otra característica típica es la presencia de comportamientos repetitivos, que pueden ir desde estereotipias motoras (movimientos como aleteo, balancearse, mover las manos) hasta tener que realizar conductual a modo ritualístico.


- Demostrar excesivo interés en ciertos objetos (por ejemplo, objetos en movimiento o partes de objetos), o determinados temas (números, planetas, dinosaurios, horarios de trenes, etc.).


- En michos casos también se observa una elevada sensibilidad a ciertos estímulos y a la estimulación excesiva.


Evaluación y diagnóstico


El autismo puede diagnosticarse a los 3 años. Sin embargo, los pediatras y otros médicos pueden pesquisar precozmente la presencia de pautas de alarma. Es fundamental la observación de los hitos del desarrollo y su uso de cuestionarios para ampliar lo observado. Si hay sospechas de que un niño puede tener un trastorno del espectro autista, resulta de importancia avanzar con una evaluación formal. Para esto contamos con escalas específicas (por ejemplo, la escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo, o ADOS, su sigla en inglés). Es importante aclarar que no se puede diagnosticar mediante estudios médicos clínicos, sino que hay que basarse en la observación del comportamiento y del desarrollo del niño.

Normalmente son los padres quienes primero notan comportamientos poco comunes en su hijo o dificultades para alcanzar adecuadamente los hitos del desarrollo infantil. Algunos padres explican que su pequeño parecería "diferente" desde su nacimiento, y otros, que iba desarrollándose normalmente y luego perdía aptitudes. Puede que inicialmente los pediatras descarten las señales del autismo y piensen que el niño podrá alcanzar el nivel deseado. Entonces aconsejan a los padres esperar a ver cómo evoluciona. Pero si los padres están observando el comportamiento diario y el desarrollo del niño y ven síntomas no comunes, hay que atenderlos.

Nuevas investigaciones muestran que, cuando los padres sospechaban que algo "no marcha bien" en el desarrollo de su hijo, generalmente están en lo correcto.

La intervención temprana es crítica para que el niño pueda beneficiarse al máximo de las terapias existentes. Actualmente no existen medios efectivos para prevenir el autismo, ni tratamientos totalmente eficaces o cura. Sin embargo, una intervención precoz en un entorno educativo apropiado, por lo menos por dos años durante la etapa preescolar, puede generar mejoras significativas para muchos niños pequeños con trastornos del espectro autista.

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